El día 31 de enero, poco más de las 3 de la tarde, después de una larga y penosa enfermedad, nuestra querida Sor Vicky partió a la Casa del Padre.
No acogí esta noticia con pena, pues sabía que llevaba tiempo con una grave enfermedad y que ya había volado al encuentro de su amado Jesús y su querida Mamita, la Gospa, que ella llamaba cariñosamente Gospita.
En mis numerosas peregrinaciones a Medjugorje, desde que conocimos a Sor Vicky, siempre íbamos a visitarla, a escucharla, a orar con ella. Eran unos de los momentos más importantes de la peregrinación.
Sor Vicky es un encanto de persona, lo era en la tierra y lo sigue siendo en el cielo. Rebosaba bondad y dulzura. Poseía unos conocimientos profundísimos de la Sagradas Escrituras y de los Mensajes dados por la Santísima Virgen, Reina de la Paz, en Medjugorje. Y, ¡qué bien los combinaba y complementaba!
Nos dijo que cuando tenía que recibir algún grupo de peregrinos, la noche anterior pasaba varias horas ante el sagrario orando por esa reunión y por ese grupo.
Cuando en nuestros encuentros nos pedía que cerrásemos los ojos y ella oraba en voz alta, yo me sentía tan bien, espiritual y físicamente, que no quería volver a abrirlos.
Las ultimas veces que la vi ya estaba malita, pero no perdía su sonrisa dulce y acogedora.
Sólo evocaré dos de los muchos momentos que pasamos con ella.
En una de las reuniones que tuvimos con ella, estuvo largamente hablando sobre el “reiki” y sus funestas consecuencias, con apariencia de bien. Yo me quedé bastante sorprendido y pensé: «¿por qué nos habla del “reiki”? Pero yo no sabía que en nuestro grupo había dos personas que practicaban el “reiki”, e incluso que una de ellas era monitora de «reiki».
Entonces, me di cuenta de que Sor Vicky tenía una luz especial del Espíritu Santo, incluso en muchos casos, “penetración de conciencia” (conocer el interior de la persona).
El segundo caso, por no extenderme mucho, trataré de resumirlo.
En otra visita, teníamos en el grupo a un niño autista. Era muy inteligente y bien parecido. Iba con sus padres.
Durante la charla de Sor Vicky el niño empezó a patalear y a moverse en su silla. Sor Vicky trató de calmarlo, habló con él, pero todo en vano. Como el niño seguía moviéndose y pataleando, Sor Vicky se dirigió a él y con voz imperativa le dijo: “En el nombre de Jesús, yo te lo ordeno: ¡CÁLMATE!”.
Yo me quedé sorprendido y asustado, pues pensé: como el niño no se calme, que es lo más probable, el ridículo que hará Sor Vicky será mayúsculo.
Pero el niño se calmó, se tranquilizó y permaneció atento y callado el resto de la charla. ¡Qué confianza en el poder de Jesús y su palabra!
Nos contó que había sido testigo de varias curaciones. Recuerdo que una de las personas curadas se llamaba Pascale y estaba paralitica. Ella la vio paralitica y luego la vio ya curada, moviéndose con total normalidad. ¡Cómo se manifiesta el Poder de Jesús cuando tenemos Fe!, nos dijo…
Nos entregaba un díptico con el rostro de la Santísima Virgen en la portada y la Consagración a la Santísima Trinidad a través de la Virgen Marie en el interior. Y nos decía : «Si alguno no la quiere que no la tire, que me la devuelva. No quiero ver el el suelo la cara de mi Mamá»…
Desde que supe que ya está en el Cielo hablo con ella todos los días. La siento muy cercana y la tengo como una gran intercesora.
Encomiendo mis 3 peregrinaciones a Medjugorje de este año (en julio y agosto) a dos personas extraordinarias que conocí en Medjugorje y que ahora están en el Cielo : El Padre Slavko y sor Vicky.
¡Gloria a Dios y a su Santísima Madre!
Quiero saber más d este sitio y d nuestra Madre